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Friday, October 15, 2010

Argentina, Venezuela: quién elige a los diputados? La trampas electorales que mantienen en el poder a Kirchner y Chavez


Mientras que en Estados Unidos, Europa y la mayoría de los países con democracias genuinas los votantes conocen muy bien a sus diputados pues los eligen por distritos -más aún, los candidatos son en su mayoría (como Barak Obama en 2008) casi desconocidos que se lanzan por decenas a competir en debates y "town halls" por sus distritos -en la Argentina la mayoría de los votantes vota "al mayoreo" listas determinadas por las autoridades de partidos políticos a su vez controlados por minorías poderosas.

(Vean como una ciudadana que lo votó le lava la cabeza en un town hall al presidente Obama)



O cómo lo "aprietan" y censuran al senador Specter



En Estados Unidos, las primarias -para elegir desde concejales (aldermans) hasta presidentes duran de seis a doce meses. En Argentina, se resuelven revoleando una moneda... en las manos del "dueño" de los recursos fiscales.

El sistema electoral argentino, tras las reformas de 1972 -dictadura de Lanusse, que dio las bancas a los partidos- y de 1994 -que limita las opciones a las listas generadas por los partidos politicos y aprobadas por las Juntas Electorales- requiere una cantidad estadísticamente proporcional de votos para elegir un diputado, pero en su origen, el candidato es elegido por menos de un 1 % del electorado -y no el de su localidad, sino el de la sede de su partido político-.

Como consecuencia, en la práctica, la única forma de ser elegible para diputado o senador es que un partido político "reconocido" -en base a votos de pasadas elecciones- lo incluya en una lista.

Más ominosamente aún, cuando un diputado o senador muere o renuncia por cualquier motivo, su reemplazo lo decide "la lista" -algo así como una lista de reemplazos determinada por un DT antes de un partido de fútbol.

Como consecuencia de este sistema perverso, los diputados y senadores no representan sino a sus partidos políticos y -cuando están en el gobierno-, al Poder Ejecutivo.

Cuando en 2003 el Parlamento argentino delegó sus poderes sobre el dinero público y el uso de fondos y endeudamiento en el Ejecutivo, conservó sin embargo la potestad para darse aumentos a sus propios ingresos:


Y como consecuencia de esta distorsión, el último Parlamento elegido -con un 71 % de los votantes votando por "CMK" -Cualquiera Menos Kirchner- votó mayoritariamente por una Ley de Medios que otorga al Ejecutivo las armas para cancelar las licencias de televisoras que no le gustan o privar a diarios opositores o díscolos de papel para imprimir



Y con esa composición aprobó además la confiscación de los ahorros de las jubilaciones privadas y su paso compulsivo al ANSESS para su uso discrecional en el financiamiento de la deuda estatal y los planes de gobierno -incluídas , claro está, las elecciones legislativas-



El sistema antidemocrático y clientelista que comienza con la anulación de la libre elección de candidatos por los distritos y continúa con la entrega de los poderes legislativos adquiridos de ese modo en elecciones fraudulentas "de inicio", culmina con la colocación de los gobiernos provinciales y un 24 % del electorado en situación de dependencia clientelista o "voto cautivo", como muestran estas estadísticas que publicáramos el año pasado.


Los "cautivos" -que votan por quienes les dan sustento desde el gobierno o los caciques "piqueteros", son los que (a) viven de subsidios al desempleo y subempleo mas (b) los que viven de empleos públicos inventados para sumar y sostener votos en muncipios, provincias y reparticiones estatales superpobladas.

En Argentina, suman el 26 % del electorado.

Esto a su vez, se refina aún más con la "redefinición" del "ballotage" en la reforma del 94, en la que se estableció que no habría segunda vuelta si uno de los candidatos obtenía apenas el 40 % con un 10 % de ventaja sobre el inmediato seguidor.
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Si hacemos las cuentas bien, notaremos que un 26 % de voto cautivo requiere apenas obtener un 14 % de voto adicional para lograr la primera condicion. Y esto explica -además del financiamiento venezolano- más de la mitad del 45 % que Cristina Kirchner obtuvo en 2006.

En Venezuela, la situación es aún peor, pues a pesar de que la oposición obtuvo el 52 % de los votos en las elecciones de 2010, sólo le correspondieron 65 bancas contra las 95 del gobierno que perdió el voto popular. La razón fue muy simple: en distritos con mayoría chavista -como el del Sulía- hacen falta sólo 60,000 votos para consagrar un diputado, mientras que en distritos anti chavistas se requieren 200,000.
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Las seudo democracias del eje bolivariano son, de hecho, electoralmente fraudulentas y -por absorber de modo indefinido los tres poderes en una sola persona- constituyen técnicamente dictaduras civiles definidas -y condenadas- por sus propias Constituciones.
Por este camino, se va lentamente al sistema de "1 solo voto" con el que Cuba "elige" desde hace 50 años sus autoridades -preferentemente de apellido Castro-.



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Referencias

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1 comment:

Octavio Paz said...

Muy buena la comparacion entre el circo de titeres de los diputados argentinos y venezolanos y los parlamentos de veras -como el ingles o el americano-
Los argentinos y venezolanos no han visto en 2 o 3 generaciones a un candidato individual postularse como ciudadano e ir a bares y clubes a hablar y contestar preguntas de vecinos como es la costumbvre cotidiana en cualquier pueblo diminuto de Estados Unidos o Inglaterra.
Asi nos va.