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Saturday, February 19, 2011

Lecturas recomendadas 32: Natan Sharansky y la sed universal de democracia liberal



"Hay un mito que sostiene que mientras algunos amamos la libertad, otros no la quieren; que nuestro apego a la libertad es un producto de nuestra cultura; que la libertad, la democracia, los derechos humanos y la regla de ley son valores Americanos u Occidentales... Estos no son valores Occidentales, son los valores universales del espíritu humano. Y dondequiera, en cualquier momento que se da a la personas comunes la oportunidad de elegir, la elección es la misma: libertad, no tiranía; democracia, no dictadura; imperio de la ley, no de la policía secreta."
Tony Blair, 2003

En estos días en que Medio Oriente arde en rebeliones contra sus dictaduras teocráticas, nacionalistas o simplemente corruptas, es bueno releer y recordar a Natan Sharansky, disidente soviético que pasó 12 años en el Gulag y tras su liberación en 1986 se dedicó a escribir y promover la difusión de la democracia liberal.

En su libro "The Case for democracy" (2004), Sharansky expone un interesante argumento contra el relativismo cultural que , considerando que la democracia liberal es un "producto de la cultura occidental" que no debe ser impuesto, genera escepticismo sobre la posibilidad de que los países del mundo árabe, del Asia, África y América Latina puedan alcanzarla.

Sharansky comenta cómo en los años 30, Arnold Toynbee -uno de los pioneros del "relativismo cultural"- escribía que el autoritarismo y belicismo eran características inmodificables de las sociedades de Italia y Alemania, que -por tanto- siempre elegirían al fascismo y al nazismo como formas de gobierno. Similar argumento se hizo sobre Rusia, agrega Sharansky.

La realidad de que estas tres naciones sean ya desde hace tiempo democracias liberales más o menos maduras -en el caso de Rusia, en sus inicios- demuestra la falacia y el peligro del escepticismo con el que el relativismo cultural trata de demostrar que cualquier rasgo de una cultura -sea negativo o positivo para los que viven en ella- es inmodificable.

La realidad, comenta Sharansky, es otra, y explica en el caso del Medio Oriente, un dato que hoy resulta particularmente evidente:
"Los regímenes más anti-americanos y anti-occidentales en el Medio Oriente tienen las poblaciones más pro-Americanas y pro-occidentales. Esto no es "a pesar" de la propaganda anti-americana y anti-occidental de estos regímenes sino debido a ella: la actitud de aquellos viviendo en sociedades gobernadas por el miedo hacia los Estados Unidos y Europa libres refleja las actitudes hacia sus propios gobiernos. Si Estados Unidos es visto como soportando al gobierno -como en Arabia Saudita y Egipto-, el pueblo odia a los Estados Unidos. Si Estados Unidos es visto como opositor o enemigo del gobierno local -como en Irán-, el pueblo lo admira. Unos meses atrás el líder de una ex república soviética me dijo tras su visita a Irán: "me recuerda a la Unión Soviética. Todos los funcionarios critican y condenan a Estados Unidos y todo el pueblo los admira"
Y agrega:
"Incluso aquellos que genuinamente odian a los Estados Unidos no necesariamente odian a las sociedades libres. Antes bien, parte de su odio se debe a la percepción de que, al sostener a los regímenes antidemocráticos que los oprimen, Estados Unidos está traicionando los valores democráticos que dice sostener."
Un año atrás, el discurso de El Cairo de Obama alarmó a los gobernantes autoritarios por sus referencias a la libertad, pero no terminó de convencer a los gobernados de que Estados Unidos los apoyaría si luchaban para liberarse de ellos.



En su desesperación por liberarse de un tirano-como en el caso de Irán- dice Sharansky, los pueblos pueden elegir otro peor, pero esto no implica que -tras la nueva decepción- no vuelvan a luchar a las calles por unas libertades que solamente existen en las democracias liberales.

Si Obama y los líderes europeos apoyan con palabras pero sin intervenir -como lo hicieran Kennedy y Reagan en el Muro de Berlín- , la marea de derecho reclamado y sed de democracia libre hará tarde o temprano el resto.

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Los "refuseniks" sovieticos lo hicieron antes que los twiteros egipcios con "zamisdats" y apoyos del mundo libre



Y asi lo recuerdan



Los jovenes egipcios e iranies estan siguiendo el mismo camino.
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Tal vez sea hora de que los jovenes latinoamericanos comiencen a seguirlo tambien.
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Los regimenes autoritarios que gobiernan como dictaduras civiles de hecho en el arco bolivariano tambien tienen en los jovenes a sus opositores mas temidos.
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Una nueva generacion se comienza a abrir paso con metodos que no comprenden los que -como Castro o Chavez- llevan decadas en el poder hablando solos.
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Referencias
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2 comments:

Walter Lippmann said...

Es interesante volver a ver el discurso de El Cairo de Obama de hace un año y relacionarlo con las rebeliones actuales.
Creo que muchos en ese momento lo sobreestimaron -creyendo que con unos discursos el Medio Oriente cambiaría- y ahora lo subestiman -ignorando que precisamente la posición de no intervenir pero apoyar a las rebeliones internas es insuficiente-.
Creo que, por el contrario, el que los Estados Unidos sean cautelosos en el uso de su poder de presíón y al mismo tiempo apoyen movimientos internos los fortalece.
Los déspotas antiamericanos y los que instalamos los americano quedan sin sustento para acusar a los que protestan de ser agentes de intereses exttranjeros.
Obama está haciendo un buen trabajo de sacar a los Estados Unidos del pantanal en el que lo metieron 50 años de jugar al "realismo" apoyando a regímenes autocráticos a cambio de bases o flujo de petróleo.

Octavio Paz said...

La libertad -como todo lo valioso- tiene un alto precio. Pero palidece comparado con el de la esclavitud y la opresion en la que viven los habitantes del Medio Oriente. Si sumamos el costo en vidas y dinero de las continuas guerras y las mas recientes, el costo de mantener medidas de seguridad en los aeropuertos de todo el mundo y el del petroleo de 100 o 200 dolares en el que terminan las crisis regulares de la region, es evidente que la democracia liberal es una excelente inversion. Y una prudente, tambien.
Es hora.