En una nueva demostracion de como las crisis se originan en una masiva y voluntaria negación de la realidad, los franceses y los griegos han votado por programas incumplibles con un elemento en comun: que el ajuste lo paguen otros.
En el caso frances, el ganador por menos de un punto, Francois Hollande, propone combatir la crisis y reactivar la economia anticipando las jubilaciones, poniendo impuestos del 75 % a ingresos altos y declarando que pedira mas dinero a Alemania.
Cada una de estas medidas, de ser implementadas, lanzara a Francia en el camino de la fracasada España de Zapatero -que tomo medidas similares con rebaja de edades jubilatorias y "cheques bebe" mientras el país experimentaba una quiebra masiva de su mercado inmobiliario-, y acelerará la ya inevitable implosion de la zona Euro. Mañana los mercados del mundo saludarán con un sonoro desplome las propuestas.
El problema de Francia es -como lo señalara en 2007 el entonces victorioso y popular Sarkozy que cuando trató de reformar las pensiones leoninas, ampliar la improductiva jornada de 35 horas y llevar la edad jubilatoria a 63 años
enfrento rebeliones masivas organizadas por los poderosos sindicatos estatales
y como lo explica Phillipe Maniere-
un Estado elefantiasico que consume el 56 % del PBI y divide a la cuna de la igualdad en dos clases economicas: los que tienen empleo vitalicio, jubilaciones y vacaciones pagas y los que tienen que mantenerlos en el sector privado pagando los super-impuestos que tanto atraen a Hollande. Para mas curiosidad, el sector publico vitalicio es predominantemente para las familias mas pudientes -que pueden pagar las Escuelas de élite a sus hijos e hijas- mientras que para el resto -que usualmente vota por la derecha o la ultraderecha- queda el cuentapropismo, la pequeña granja o comercio y la competencia del sector privado con el mundo globalizado.
enfrento rebeliones masivas organizadas por los poderosos sindicatos estatales
y como lo explica Phillipe Maniere-
un Estado elefantiasico que consume el 56 % del PBI y divide a la cuna de la igualdad en dos clases economicas: los que tienen empleo vitalicio, jubilaciones y vacaciones pagas y los que tienen que mantenerlos en el sector privado pagando los super-impuestos que tanto atraen a Hollande. Para mas curiosidad, el sector publico vitalicio es predominantemente para las familias mas pudientes -que pueden pagar las Escuelas de élite a sus hijos e hijas- mientras que para el resto -que usualmente vota por la derecha o la ultraderecha- queda el cuentapropismo, la pequeña granja o comercio y la competencia del sector privado con el mundo globalizado.
En el caso de Grecia, el Estado es tan disfuncional, quebrado y corrupto como en Argentina, y los empleos están controlados por corporaciones que fijan precios y no dejan entrar competidores.
En Grecia -como en la Argentina y Venezuela post-default- la pataleta electoral hace crecer la fragmentacion en diversas y disparatadas formas de extremismo negador -desde el neonazismo al comunismo stalinista- basadas en elegir diferentes chivos expiatorios para los problemas -desde los perfidos inmigrantes que compiten por las colas de desempleo
a los perfidos capitalistas que huyen con sus negocios a los paises vecinos-
y contradicciones logicas tales como negarse a salir del Euro y al juste al mismo tiempo -algo asi como la fanatica defensa de la Convertibilidad combinada con el pagadios de los argentinos de 2002 en adelante-
El resultado final sera el mismo: crisis acelerada y caravanas de emigrantes peleando en las rutas por escapar del suicidio colectivo.
El Euro Titanic continua su marcha tocando la Marsellesa y haciendo agujeros en su quilla para sacar el agua.
Mientras trata de seguir viviendo como en la abundancia de los noventas, la Europa del Euro recuerda cada vez mas a la de 1930.
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Referencias
- Bisserbe, N. (2012) French elections give banks a fresh headache. Wall Street Journal
- In Greece, extreme misery raises political extremists´hopes
- Mora, M. (2012) Un país rico con miedo al futuro. El Pais
- Mora, M. (2012) Francia trata de aferrarse a un modelo social defendido por Hollande y Sarkozy. El Pais
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